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Vacaciones: momento de descanso y reflexión
Los días libres nos salvan del agotamiento, pero también son la instancia perfecta para evaluar lo que hemos venido haciendo y si estamos enfocando nuestro tiempo en cosas realmente importantes.
Las vacaciones hay que tomárselas. Uno ve los resultados de no hacerlo”, advierte el Dr. Jorge Cárdenas, psiquiatra de la Unidad de Medicina Integrativa de FALP. Entre esas consecuencias, el profesional menciona agotamiento, alteraciones del sueño, ansiedad, apremio, estar más irascible y acelerado de lo necesario.
“Producto del agotamiento, una persona no piensa bien, no prioriza, pierde concentración, duerme mal, le molestan los ruidos. Se agobia la capacidad de resolver situaciones, y las decisiones que debieras tomar fácilmente se vuelven cada vez más grandes. Muchos lo confunden con depresión, pero no estás deprimido, sino que agotado. Lo primero que tienes que hacer es descansar. Hay casos reales en que la tensión ha llegado a un punto en que alguien no puede firmar documentos”, comenta.
¿Cuánto tiempo hay que parar? El Dr. Cárdenas afirma que 15 días hábiles (tres semanas) es lo mínimo para cualquiera, aunque lo ideal sería contar con un mes específicamente, hay ciertos empleos que requieren un
tiempo más extenso y un tipo diferente de descanso.
Se refiere a quienes trabajan en contacto con otras personas, como profesores o profesionales de la salud: “Ahí se genera un cansancio distinto, sería más adecuado llamarlo enervamiento. Esas vacaciones requieren un poco de soledad, estar con la gente que quieres, reducir al máximo los contactos sociales, evitar la sobrecarga de interactuar con gente. Se requiere un tiempo para renovarse y después asumir las actividades con la misma dedicación, vocación y entrega”.
Hay otro grupo de la población que también tiende a cansarse más. “Basta con pensar en la cantidad de trabajo de las mujeres para pensar que necesariamente se van a agotar más que los hombres. Sabemos que en Chile ellas se encargan de administrar la casa y además trabajan fuera. Tienen una carga especial, que también se relaciona con que, espontáneamente, tienden a preocuparse más de las relaciones, eso está estudiado, y, por lo tanto, a tener mucho más vinculación y a estar más agobiadas”, explica.
Necesidades irreales
No se puede hacer trampa, advierte el Dr. Cárdenas. Si alguien se encuentra con que no cuenta con tres semanas para tomar vacaciones, no habrá atajos para conseguir en menos tiempo los mismos beneficios. Por eso, se debe planificar y organizar el año para contar con esa instancia, que no sirve sólo para dejar de hacer cosas, sino que también es el momento para cumplir con una tarea que es postergada durante todo el año, o que derechamente no se considera: detenerse y evaluar lo que se ha venido haciendo, así como proyectar el futuro más claramente y con mayor sentido de la realidad, lo que llevará a una mejor administración del tiempo.
“Estamos llenos de necesidades inventadas, las personas corren para llenarlas cuando ni siquiera existen. Entonces, están resolviendo incendios que son inútiles. No se han dado el tiempo de pensar en qué es urgente y qué es importante. Las vacaciones son para revisar los sueños que uno tiene, hasta dónde ha caminado con ellos, reconocer lo que ha hecho, reconocer los errores, perdonarse. Partir liviano. Y estar con la gente que quieres estar, y no con la que tienes que estar”, afirma.
Una recomendación del psiquiatra de FALP es no considerar que las vacaciones son sólo esos días que se toman en el verano generalmente, sino que hacer distintos quiebres que,
aunque más pequeños, son valiosos para la salud. Por ejemplo, no caer en la tentación de trabajar los domingos o de dedicarlo completo a obligaciones que quedaron pendientes de la semana. También se pueden tener “minivacaciones” durante el día: “Salir, mirar por la ventana, ventilarse y volver al trabajo. Si lo haces bien, cinco minutos a media mañana y a media tarde pueden hacer una diferencia. No vayas a fumar, sino que a ver los árboles o los pájaros, y relájate. No nos enseñan a descansar ni a meditar, que es tan valioso hasta para aumentar las defensas, lo que está demostrado”.
Por último, el Dr. Cárdenas advierte que no debemos pasar por alto que somos seres integrales: “Después de una etapa de crisis, la salud se debilita. Separar a las personas en pedazos no funciona. Alguna influencia tiene que tener el estar agotado, quebrado, con cómo funciona tu organismo. No necesariamente que haya relaciones directas de causa y efecto, pero ¿será bueno para la salud estar fundido y reventado? No. En cuanto a las defensas, esto también es importante. Si pasa un bicho por Santiago que afecta al 1% de la población, vas a estar en el 1% por culpa del cansancio, el agobio o la depresión”.