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¿Por qué sobreexponerse al sol es jugar con fuego?
Nadie sabe en qué momento de su vida puede comenzar a producirse daño por rayos UV que no pueda ser reparado, y gatillarse así fenómenos irreversibles que transformen células normales en cancerígenas.
Los problemas que puede generar en la piel la exposición al sol sin los debidos cuidados son archiconocidos. Nadie quiere ver su rostro envejecido o tener cáncer de piel y, sin embargo, cuando llega el verano, esas preocupaciones suelen desvanecerse y muchos terminan tomando sol de la manera que sea para conseguir en pocos días un tono caribeño. Y quienes no están de vacaciones olvidan que se debería salir de la casa —a pasear, hacer deporte, trabajar— usando protector solar.
Por eso, vale la pena hacer notar que, como asegura el Dr. Álvaro Pantoja, jefe de Dermato-oncología del Instituto Oncológico FALP, se ha registrado en los últimos años una tendencia al alza del cáncer de piel, incluida su forma más agresiva: el melanoma.
“Claramente, a nivel mundial existe un incremento sostenido del número de casos de melanoma. Ha mejorado mucho la pesquisa y diagnóstico oportuno de la enfermedad, con lo que se esperaría que el número de muertes se estabilizara o tendiera a bajar; sin embargo, las tasas de mortalidad siguen creciendo”, afirma.
El Dr. Pantoja comenta que no está explicada la razón de este aumento en la mortalidad, pero lo que sí es claro es que estamos hablando de una enfermedad agresiva y preocupante: “Esto nos obliga a hacer campañas, no sólo para lograr el diagnóstico precoz, sino que también para que la gente adquiera la noción del riesgo que está asumiendo al exponerse al sol en esta época del año, de manera muchas veces irresponsable”.
El cáncer de piel se genera por un efecto dañino acumulativo producido por la radiación UV. Las eventuales quemaduras solares son un factor de riesgo, pero también la cantidad de sol que se toma en la vida. El especialista lo explica así: “Es como que cada uno de nosotros tuviera una piscina que se va llenando de radiación UV. ¿De qué tamaño es su piscina o la mía? Eso sólo lo sabemos cuando comienza a rebalsarse, es decir, cuando empiezan a producirse mutaciones celulares producto del sol, generándose un fenómeno que es irreversible. Es jugar con fuego, porque, lamentablemente, no podemos establecer con anticipación cuánto sol puede tomar un individuo u otro sin caer en ese riesgo”.
Si bien la mayoría de las lesiones aparecen en áreas de la piel expuestas al sol —ya sea de manera permanente o intermitente—, un porcentaje menor se desarrolla en otras zonas, como la planta del pie. En el origen de los melanomas está la transformación maligna de los melanocitos, el mismo tipo de célula que forma los lunares, por lo que suele ser —aunque no siempre— una lesión pigmentada. El cáncer no melanoma, en cambio, aparece como una pequeña herida que no cicatriza espontáneamente, sangra con facilidad y va creciendo con el tiempo.
El cáncer de piel tiene la ventaja de ser visible. Es por esto que el autoexamen es una herramienta que se debe aprender a utilizar para encontrarlo de manera oportuna. Un melanoma diagnosticado in situ —es decir, cuando no ha traspasado la epidermis— tiene un buen pronóstico; pero cuando ha hecho metástasis comprometiendo otros órganos internos, puede ser letal.