La historia de Jeannette Valdés con el cáncer va un poco al revés de lo que ocurre habitualmente: ella supo que tenía la enfermedad una vez que ya había sido completamente extirpada en un procedimiento ambulatorio. Esto, gracias a que se realizó a tiempo los exámenes de detección precoz para el cáncer colorrectal.
“Yo siempre he sido muy cuidadosa con mi salud. Voy al doctor y me hago exámenes cuando debo porque no me gusta dejar pasar las cosas”, comenta Jeannette, de 57 años. “Acudí al gastroenterólogo debido a que tenía unos malestares abdominales. Ahí me pidieron un test de hemorragia oculta”, cuenta.
El test de hemorragia oculta busca detectar si hay sangre en las deposiciones, lo que puede deberse a distintas causas Para aclarar su origen, Jeannette se realizó una colonoscopía en el Instituto Oncológico FALP.
En la colonoscopía, a Jeannette se le encontró un pólipo grande, de 30 milímetros, al que se le tomó una muestra para analizar, con el plan de extirparlo en su totalidad en un nuevo procedimiento. Exámenes de imágenes sirvieron para confirmar que no había posibles señales de cáncer en la zona pélvica y abdominal y que, por lo tanto, era posible extraerlo mediante una polipectomía. Este es un procedimiento que se realiza durante una nueva colonoscopía, sin necesidad de someterse a una cirugía.
El pólipo de Jeannette resultó ser un cáncer colorrectal en etapa inicial. “De todas maneras, resolver mi cáncer así fue lo mejor. Aunque hubo preocupación mientras esperábamos el resultado de la biopsia, mi familia y yo hemos podido pasar por este proceso más tranquilos”, dice.
Jeannette está casada, tiene dos hijas y cuatros nietos. El valor del autocuidado es algo que ha intentado transmitirles. “A mis hijas les digo que es importante hacerse los chequeos: que se examinen las mamas, se realicen el PAP y, ahora que tienen mi antecedente, también la colonoscopía”.