Un estudio publicado por investigadores del Departamento de Salud Pública de California en 2020 (CDPH) reveló que los e-líquidos y aerosoles que contienen los vapers traen consigo metales pesados como plomo, arsénico y cadmio, que son considerados tóxicos y posibles causantes de cáncer. Por otra parte, también, se ha investigado su relación con el daño pulmonar e irritación debido a la combustión y aspiración de sustancias químicas dañinas, como acroleína y formaldehido.
Complementando esta información, en noviembre de 2021, el Keck School of Medicine de la Universidad de Carolina del Sur, Estados Unidos, advirtió que “vapear” está asociado a continuas alteraciones a nivel celular con daño en el material genético, que desencadenaría una respuesta inflamatoria local y posiblemente, sistémica, asociada a enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer.
Probablemente, en los próximos años, seguiremos contando con mayor evidencia sobre el efecto de los cigarros electrónicos en nuestra salud, sin embargo, los especialistas recomiendan que las personas que quieran dejar de fumar lo hagan con la asesoría de un médico que los ayudará a dejar este vicio tan dañino para la salud, y no reemplazarlo con otras herramientas que podrían ser igualmente perjudiciales.