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Estoy educando a mi hijo para prevenir el cáncer de piel
Amanda Silva ha recibido en dos oportunidades el diagnóstico de melanoma, una enfermedad principalmente producida por la sobreexposición al sol.
En el ramo Ciencia para la Ciudadanía, Amanda Silva debe enseñar a sus alumnos de tercero medio del colegio Nuestra Señora del Carmen, de Maipú, los cuidados que previenen el cáncer de piel. Junto con ello, les muestra fotos de lunares cancerosos para que aprendan a distinguir características sospechosas de color o forma, por ejemplo (según la regla del ABCDE). La sorpresa viene cuando les dice: “Esos lunares eran míos”.
El diagnóstico del primer melanoma –el tipo de cáncer de piel más agresivo- lo recibió hace un año y tres meses. Como Amanda tiene muchos lunares, acudía periódicamente al dermatólogo para revisarlos. “Había uno en el glúteo que empezó a llamarme la atención y me recomendaron extirparlo. Después de sacarlo lo mandaron a biopsia y era cáncer”, recuerda.
Con ese resultado, Amanda decidió acudir a FALP, donde contaba con el Convenio Oncológico Fondo Solidario: “FALP fue mi elección por su prestigio y también porque, por suerte, tenía el Convenio, que cubría todo mi tratamiento”.
En FALP se le realizó una ampliación, que consiste en sacar más tejido de la zona donde antes estaba el melanoma para estudiarlo y asegurarse de que no quedaron células malignas. El resto de sus lunares fueron revisados en detalle mediante una dermatoscopia digital corporal (ver recuadro). Luego de este chequeo, se le extrajo un nuevo lunar sospechoso, que resultó ser otro melanoma. Debido al diagnóstico precoz y el estadio inicial del melanoma (catalogado como in situ), luego de la extirpación y la ampliación correspondiente, no se encontraron más rastros de células cancerígenas.
“Con el primer diagnóstico se me cayó el mundo porque uno nunca se espera eso. Para el segundo, tenía la tranquilidad de estar en un lugar que me daba la confianza, donde me explican muy bien lo que tengo y todos los pasos a seguir. Eso ayuda mucho”, cuenta. Amanda hoy se protege de la radiación UV – principal responsable del cáncer de piel-, pero reconoce que en su infancia “no tomaba todas las precauciones que correspondía”, lo que costó insolaciones y piel enrojecida y sensible. Por ejemplo, usaba protector solar, pero solo cuando tomaba sol y olvidaba aplicarse de nuevo después de bañarse en el mar o la piscina.
Después de sus melanomas, esta profesora de biología limita su exposición al sol usando ropa que cubre sus hombros o brazos, lentes con filtro UV y protector solar todos los días – invierno y verano-, el que reaplica cada 3 horas. Si decide bañarse en la playa o la piscina, usa una polera con filtro UV y vuelve a ponerse protector al salir del agua.
“Tengo un hijo de 9 años que ha ido adquiriendo mis conductas. Lo estoy educando para prevenir el cáncer de piel, y a mis estudiantes también. Porque se persiste en esta idea errónea del ‘tostado fascinante’ y de que si no estás bronceada te ves enferma. Es algo que converso con mis alumnas. Hay mucha desinformación sobre los peligros de sobreexponerse al sol y lo agresivo que puede ser el cáncer de piel. Yo afortunadamente estoy bien, pero debo mantenerme en controles con mi dermatólogo y realizar el examen de dermatoscopia digital corporal cada 6 meses. Una vez me dijeron que un día más es un regalo y es verdad. Ahora busco disfrutar cada instante, disfrutar a mi hijo y transmitir que es muy importante protegerse para prevenir esta enfermedad”, finaliza.
“Los pacientes con múltiples factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel, especialmente melanoma (entre los que destacan piel clara muy sensible al sol, presencia de muchos lunares y antecedentes personales o familiares de cáncer de piel) tienen la indicación de realizar el examen de dermatoscopía digital corporal. Este examen incluye la fotografía corporal total y el registro de imágenes dermatoscópicas digitales secuenciales de los diferentes lunares. Permite detectar la aparición de nuevas lesiones sospechosas y realizar seguimiento a los lunares, ya que se realiza con cierta frecuencia (cada 3 a 12 meses). Gracias a ello, podemos pesquisar los lunares que presentan cambios en el tiempo y de esta manera decidir la extirpación de aquellos con alta sospecha de melanoma. Así fue como se logró diagnosticar el segundo melanoma en nuestra paciente Amanda, realizando un diagnóstico muy precoz y un tratamiento oportuno.
El examen de dermatoscopía digital corporal debe ser indicado por un dermatólogo, quien luego de la evaluación clínica integral y el examen completo de la piel con ayuda de un dermatoscopio, orientará si es necesario realizarlo”.
Dr. Jonathan Stevens
Dermato-oncólogo de FALP y médico tratante de Amanda Silva.