Daños que deja el humo de cigarro en el cuerpo

Este 31 de mayo se conmemoró un nuevo Día Mundial sin Tabaco, que llama a tomar conciencia sobre los perjuicios que causa el hábito de fumar, los que en cuanto a cáncer van más allá del pulmón.

Dr. Mauricio Mahave, jefe del
Equipo de Quimioterapia de FALP.

Es ampliamente sabido que el tabaco es dañino para la salud y su estrecha relación con los tumores de pulmón debe ser la cara más conocida de esa noción. Pero el hábito de fumar está en el origen de muchas más enfermedades, incluso si nos limitamos a hablar sólo de cáncer.
“El tabaquismo es el causante del 50% de todos los cánceres en el mundo”, comenta el Dr. Mauricio Mahave, jefe del Equipo de Quimioterapia del Instituto Oncológico FALP. “El gran factor de riesgo oncogénico es el tabaco. Y llama la atención la poca conciencia que existe al respecto, porque, pese a que esto ya ha sido sumamente demostrado en los últimos 30 años, aun así la cantidad de gente que fuma es altísima. En Chile, tenemos una tasa de tabaquismo de alrededor del 30% a 35%, lo que significa que una de cada tres personas fuma”, agrega.
¿Cómo es que el tabaco es el principal culpable del panorama actual del cáncer? Resulta que la lista de tejidos afectados por sus agentes carcinógenos es larga. “Están los cánceres de la vía aérea superior, que tienen contacto directo con las sustancias tóxicas del cigarrillo, y luego zonas como páncreas, estómago o riñón, donde operan otros mecanismos”, dice el Dr. Mahave.

Dra. Eva Bustamante, jefa
de Oncogenómica de FALP.

“Distintas investigaciones, tanto en modelos animales como epidemiológicas, han logrado identificar 17 cánceres asociados al consumo de tabaco, y la OMS así lo declara”, apunta la Dra. Eva Bustamante, jefa del Laboratorio de Diagnóstico Molecular de FALP. “La combustión del tabaco genera más de 5.000 productos químicos diferentes, de los cuales al menos 70 han sido considerados como sustancias capaces de producir cáncer, según la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC). Al inhalarse, éstos se depositan en el pulmón, se absorben hacia al torrente sanguíneo, se metabolizan a nivel hepático principalmente y luego se eliminan por vía urinaria. Cuando se rompe el equilibrio de este proceso, se producen daños en el ADN de las células de distintos tejidos, generando estructuras llamadas aductos. Estos aductos, si no son reparados adecuadamente por nuestro organismo, producen daños en genes relacionados a la replicación celular, los que dan origen al cáncer”.
La especialista agrega que es fundamental considerar que en el desarrollo de un cáncer no influyen sólo factores externos, sino que también propios de cada persona: “Si nuestra genética es firme y robusta, seremos capaces de reparar de manera más eficiente los daños que generan los carcinógenos y compuestos tóxicos del tabaco, pero si nuestra composición genética ya tiene alteraciones por exposición a otros agentes ambientales o por condiciones heredadas, tal reparación no se podrá realizar y los daños se irán acumulando hasta desencadenar un proceso tumoral. Lamentablemente, es mucho más frecuente encontrar fumadores enfermos que fumadores sanos en población adulta y adulta mayor”.

NUNCA ES TARDE

El gran obstáculo para romper con el hábito tabáquico es, por supuesto, la adicción que crea el cigarro. Muchas veces la excusa para no abandonarlo, tanto en personas sanas como en pacientes de cáncer, es que si ya se ha fumado tanto o ya se enfermó, dejar de hacerlo no reportará ningún beneficio. Pero no es así. “Nunca es tarde para dejar de fumar y disminuir el riesgo de cáncer. Sabemos que hacerlo es sumamente difícil, la mayoría de los pacientes tabáquicos que dejan de fumar recaen. Con distintos tratamientos, se logra que alrededor de un 30% de ellos no fumen nunca más. Lo principal, lógicamente, es la voluntad”, afirma el Dr. Mauricio Mahave, y cuenta que, incluso durante la enfermedad, hay quienes no abandonan, a pesar del impacto del diagnóstico y de las molestias que puede generar el tratamiento.
“Está sumamente demostrado que un paciente que tuvo cáncer de pulmón y que sigue fumando, tiene mucho más riesgo de recidiva (reaparición de la enfermedad), que el que dejó de hacerlo”, agrega el especialista.
La Dra. Eva Bustamante afirma que existe gran cantidad de evidencia científica de que el riesgo de desarrollar cáncer disminuye de manera importante al dejar de fumar a cualquier edad: “Aunque cuanto más joven, mucho mejor. Al abandonar el hábito tabáquico antes de los 30, se reduce aproximadamente en un 90% el riesgo de muerte relacionada con el consumo de tabaco. Los beneficios se ven reflejados desde los primeros minutos, pero en general se acepta que entre los 10 y 15 años de haber dejado el hábito de fumar, el riesgo de mortalidad se asemeja al de un no fumador (ver infografía)”.

Cánceres asociados al tabaco

DE LA BOCA A LA VEJIGA

El tabaco provoca daño por medio de distintos mecanismos. La dra. Eva Bustamante explica cómo afecta a diversas zonas:

“Existe evidencia de que el ADN de los tejidos que toman contacto directo con los carcinógenos del humo del tabaco, como boca, laringe o pulmón, presentan un alto número de mutaciones, al comparar con pacientes no fumadores. En estos tejidos las alteraciones estarían dadas principalmente por los daños en la replicación del ADN, mientras que en otros que no están expuestos directamente al humo del cigarrillo los daños ocurrirían por una acción indirecta sobre el ADN”.

“En el cáncer de colon y recto, además de los daños ocasionados en el ADN, la nicotina parece ser un factor de riesgo importante. A pesar de no ser considerada un carcinógeno, sí es tóxica y adictiva, y desencadenaría señales en la célula que alteran su ciclo celular”.
El tabaco es la principal causa del cáncer de vejiga. Aquí se encuentran aductos de ADN (formas de ADN que son producto de la exposición a carcinógenos), los que generan alteraciones moleculares en genes claves de los procesos celulares y que están fuertemente asociados al consumo de tabaco”.

“El humo del cigarrillo afecta también al sistema inmune, con la consecuente falla en los procesos normales de defensa de nuestro organismo, tanto para eliminar células tumorales como para defenderse de otros agentes oportunistas, como es el caso del Virus Papiloma Humano que causa cáncer cervicouterino. En este caso, además se pueden encontrar sustancias carcinogénicas en el recubrimiento cervical”.

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