Cáncer de mama en el embarazo: ¿cómo se puede detectar y tratar a tiempo?

Dado que el aplazamiento de la maternidad es una tendencia, se estima que esta situación podría volverse cada vez más frecuente.

Se dan dos hechos importantes de destacar hoy en el cáncer de mama. Por una parte, que si bien el grupo de mayor riesgo son las mujeres mayores de 50 años, esta enfermedad se está diagnosticando en mujeres más jóvenes. Por otra, y muy ligado a lo anterior, el cáncer de mama ya se está viendo en mujeres embarazadas. Es decir, hay un grupo de mujeres que aún no se están realizando la mamografía para la detección precoz de esta patología —examen recomendado a partir de los 40 años— y que, por lo tanto, podrían llegar al embarazo sin saber que tienen cáncer.

No es un fenómeno común: las cifras hablan de que desde una de cada 1.500 hasta una de cada 4.000 mujeres embarazadas tienen cáncer de mama. Pero existe y es lo que está viendo la Dra. Verónica Toledo, ginecóloga y cirujana del Equipo de Cirugía Oncológica y Reconstructiva de Mama del Instituto Oncológico FALP: “El cáncer de mama sigue siendo más frecuente entre los 50 y los 69 años, pero no tenemos que olvidar que las pacientes bajo 50 años igual pueden tener cáncer de mama. En FALP tenemos pacientes con cáncer bajo los 40 años”.

De ahí la importancia, agrega, de que las mujeres estén atentas a cualquier cambio que perciban en sus mamas, porque nadie más que ellas —ni siquiera su ginecólogo o matrona— las conoce tanto. “Ocurre mucho que se les dice que es normal lo que les pueda estar ocurriendo, porque las mamas crecen por la lactancia o porque se están preparando para el embarazo. Pero no, si la persona nota algo raro, debe pedir que le hagan un examen, que en este caso es una ecografía mamaria. O acudir directamente a un mastólogo”, afirma la Dra. Toledo.

QUÉ VIENE LUEGO

Enfrentar un cáncer durante la gestación es una situación compleja. Hay decisiones que tomar, tanto personales como médicas. Si aún no ha cumplido las 14 semanas, la paciente puede interrumpir voluntariamente su embarazo, porque está dentro de las tres causales permitidas por la ley.

Si se continúa con el embarazo, debe estar a cargo de un equipo multidisciplinario que integren ginecólogo, oncólogo, mastólogo, radioterapeuta, y psicólogo. Este último apoyo puede resultar particularmente importante en esta condición: “Un cáncer ya es algo que impacta no solo en la vida personal, sino también familiar, y sumar a ello además la complejidad de estar embarazada puede resultar muy abrumador”.

Desde la semana 14 de embarazo, se puede comenzar con quimioterapia o realizar una cirugía, según sea el caso. Lo único que no se puede practicar es la radioterapia, porque dañaría al feto; de ser necesaria, se difiere para después del parto.

“Por ejemplo, si tuviera un tumor que corresponde tratar inicialmente con quimioterapia, se le realizará un tratamiento acorde con su cáncer y que también será seguro para el feto, al que no le va a pasar nada. Lo hemos hecho en pacientes que han tenido su guagua y están en perfectas condiciones, o que siguen avanzando con su embarazo”, explica la Dra. Toledo.

La especialista precisa que la definición de cáncer de mama asociado a embarazo se extiende hasta un año después del parto. “O sea, incluye el periodo del puerperio, porque hemos encontrado pacientes que desarrollan un cáncer de mama durante la lactancia, y eso se ve más frecuentemente que durante el embarazo”.

En estos casos, es posible que haya que suspender la lactancia porque se prioriza el tratamiento oncológico. “Pero todo dependerá de su tipo de cáncer”, dice la doctora.

LAS OPCIONES

La Dra. Toledo aconseja que toda mujer que esté en los 40 años y quiera embarazarse, se chequee por completo antes y que esto incluya, por supuesto, una mamografía.

Si hay neoplasia, pero también deseo de ser madre, se recomienda preservar óvulos. “Cuando se diagnostica el cáncer y la paciente no tiene hijos, está en edad fértil y quiere criopreservar, le pedimos que lo haga de inmediato. La criopreservación ovárica se demora poco, de manera que no atrasa los tratamientos”.

Si el cáncer de una paciente embarazada se puede tratar con quimioterapia, se prefiere y se posterga la cirugía hasta que ocurra el nacimiento, porque quizás para entonces no haya necesidad de que la operación sea tan invasiva o radical (durante el embarazo no es posible realizar una cirugía conservadora, puesto que debería complementarse con radioterapia y esta última está contraindicada en el periodo de gestación). Si tiene indicación de cirugía —porque el parto está demasiado lejos, por ejemplo, y ese tiempo no se puede perder—, esta se realiza, pero la reconstrucción mamaria se deja en espera hasta después del nacimiento.

La probabilidad de tener un cáncer cuando se está cerca de los 40 años existe, lo mismo que la posibilidad de embarazarse a esa edad, porque la postergación de la maternidad es una tendencia.

Por ello, la Dra. Verónica Toledo estima que “esta asociación de embarazo con cáncer de mamá la vamos a ver más. Deberíamos estar más preparados, tanto para un diagnóstico precoz como para poner más cuidado cuando una paciente dice que le duele, que se palpa un bulto o que se siente rara. No haremos una mamografía, pero sí podemos hacer la ecografía y, si tenemos sospecha, una biopsia. Si encontramos un cáncer, lo trataremos. Lo que no se debe hacer es ignorar sus síntomas; así evitaremos llegar cuando el cáncer esté en una etapa más avanzada”.

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