En cuanto a los tratamientos, las opciones son cirugía, radioterapia y quimioterapia; no hay un orden preestablecido, ello se ve caso a caso. También se están sumando inmunoterapias, “aunque aún no son de primera línea”, indica el Dr. Lavín.
EL ROL DEL VPH
Hace unos 15 años el cáncer de cabeza y cuello tenía al tabaco y el alcohol como sus principales factores de riesgo. A partir de entonces se ha vuelto cada vez más relevante la influencia del virus del papiloma humano (VPH), infección de transmisión sexual que es causante de ciertos tipos de cáncer de cabeza y cuello, especialmente el orofaríngeo, afectando la parte media de la garganta, la base de la lengua y las amígdalas. Si bien la incidencia de esta neoplasia no ha variado en Chile, sí ha bajado su edad de presentación, viéndose en personas más jóvenes, de entre 30 y 40 años. “La diseminación transversal del VPH nos cambió el paradigma, porque se modificaron las edades y los pronósticos. Cuando se trata de forma correcta, tiene un pronóstico bastante mejor, y la sobrevida se dispara, es mucho más alta de lo que solíamos ver —precisa el especialista—. Si teníamos una sobrevida global de un 60% en los cánceres no provocados por el VPH, en los que sí se deben al virus del papiloma humano tenemos una sobrevida global del 90%, y es por la respuesta a los tratamientos. No es que sean menos invasores, más chicos o más grandes, simplemente su respuesta a los tratamientos es mejor”.
Si las medidas preventivas, incluyendo la vacunación contra el VPH, lograran su efecto en unos años, el panorama sería muy alentador. “Eliminar a futuro este factor de riesgo podría ser un nuevo cambio de paradigma —afirma el Dr. Lavín—, un hecho fantástico. Creo que se puede lograr, porque todos los niños y niñas de Chile de cuarto y quinto básico tienen acceso al plan de vacunación nacional, y la vacuna del VPH está incluida en él”.
Al igual que en otros tipos de cáncer, en los tumores de cabeza y cuello es fundamental tomar medidas de prevención. Además de la vacunación contra el VPH, el autocuidado debe enfocarse en reducir los otros dos importantes factores de riesgo, que son el tabaco y el alcohol.
“Un fumador tiene 10 veces más posibilidades de enfermar de este cáncer que una persona que no fuma, y un consumidor de alcohol en exceso, siete veces más. Combinando ambos, tabaco y alcohol, el riesgo es un 40% mayor que el de la población que no posee estos hábitos”, finaliza el Dr. Lavín.