- Información al paciente
Servicios en Línea
Educación y prevención
Campañas y multimedia
- Diagnóstico y Tratamiento
Selección de especialista
Unidades Diagnósticas
Tratamientos
- Convenio Oncológico
Protección oncológica
- Donaciones y Beneficencia
- Investigación y Docencia
- Ingresar a Mi Falp
- Apoyo al Paciente
- SERVICIOS EN LÍNEA
- Diagnóstico y Tratamiento
- Convenio Oncológico
- Donaciones y Beneficencia
- Investigación y Docencia
Cáncer de testículo
El cáncer de testículo es el más común en hombres jóvenes y generalmente es de buen pronóstico. Incluso en los estadios más avanzados puede ser curable, con cirugía y quimioterapia y/o radioterapia.
Los testículos tienen distintos tipos de células. El 95% de los tumores provienen de las células germinales, las cuales darán origen a los espermatozoides a partir de la adolescencia. En este grupo de pacientes se puede definir dos grandes tipos de cáncer, los seminoma y los no seminoma, que difieren en el comportamiento, tratamiento y seguimiento. La edad promedio para los pacientes con seminoma es de 35 años, mientras que para los no seminoma es de 29 años.
- Existen algunos factores que aumentan la probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer:
Criptorquidia: un testículo que no ha descendido desde la cavidad abdominal al escroto durante la lactancia. - Desarrollo anormal de los testículos.
- Antecedentes familiares de cáncer de testículo.
- Antecedentes personales de cáncer de testículo. Las personas que ya han padecido un cáncer de testículo tienen un riesgo más elevado (30%) de desarrollar cáncer metastásico silencioso, principalmente retroperitoneal y pulmonar.
- Algunas enfermedades, como por ejemplo el Síndrome de Klinefelter.
En general, el cáncer de testículo no suele producir síntomas generales, tales como fiebre, pérdida de peso o dolor. Por eso es importante prestar atención y acudir a un especialista ante estos síntomas:
- Bulto no doloroso o inflamación en alguno de los testículos.
- Cualquier cambio de forma o tamaño.
- Sensación de pesadez en el escroto.
- Dolor en el abdomen bajo o en la ingle.
- Acumulación de líquido en el escroto.
- Dolor o molestia en un testículo o en el escroto.
- Autoexamen: El mejor momento para hacerse el auto examen es durante o después de un baño o ducha, cuando la piel del escroto está relajada. Para hacer el autoexamen:
- Procure mantener el pene apartado durante el procedimiento y examine un testículo a la vez.
- Sostenga el testículo entre sus pulgares y los dedos con ambas manos y ruédelo lentamente entre los dedos.
- Busque y sienta cualquier abultamiento duro o masa redonda uniforme o cualquier cambio en el tamaño, forma o consistencia de los testículos.
- Exploración médica: tanto de los testículos como del resto del cuerpo.
- Ecografía testicular: es una prueba inocua, para ver la estructura y anormalidades del testículo.
- Análisis de sangre: algunos subtipos de tumores testiculares pueden elevar marcadores tumorales específicos en la sangre, que se pueden usar para seguir su evolución y la efectividad del tratamiento. Entre ellas se encuentran la alfafetoproteína, la gonadotropina coriónica humana y la lactato deshidrogenasa.
- Orquiectomía inguinal: procedimiento para extirpar el testículo a través de una incisión en la ingle. El testículo extirpado se observa en el microscopio para determinar el tipo de célula maligna: Seminoma o No-Seminoma.
- Pruebas radiológicas: Escáner, Tomografías, radiografías para conocer la extensión de la enfermedad.
El cáncer de testículo se clasifica en varios estadios en función de la presencia de marcadores tumorales elevados, la extensión local del tumor (grado de invasión de las estructuras alrededor del testículo, por ejemplo el cordón espermático o el escroto), extensión regional (número y tamaño de los ganglios linfáticos cercanos al testículo, por ejemplo inguinales) y su extensión a distancia o metástasis.
A partir de esto se clasifica en:
- Estadio I: el cáncer está limitado al testículo.
- Estadio II: el cáncer incluye el testículo y los ganglios linfáticos cercanos al testículo.
- Estadio III: el cáncer invade más allá de los ganglios cercanos al testículo.
- Estadio IV: hay metástasis en otros órganos.
El tratamiento para el cáncer de testículo depende del estadio y tipo de células que forman el tumor.
Cáncer de testículo en estadio I – Seminoma
Tiene una tasa de curación de más de 95%. El tratamiento consiste en extirpar el testículo a través de una incisión quirúrgica en la ingle (Orquiectomia inquinal radical) seguida con una vigilancia exhaustiva (con análisis de sangre y pruebas de imagen periódicas); en ocasiones se completa con radioterapia sobre ganglios linfáticos, como prevención.
Otra opción consiste en realizar una Orquiectomía inguinal radical seguida de una sola dosis de terapia adyuvante con carboplatino.
Cáncer de testículo en estadio I – No Seminoma
Tiene una tasa de curación de más de 95%. El tratamiento consiste en Orquiectomía inguinal; además, en ocasiones se realiza extirpación de ganglios linfáticos. Posteriormente se realiza una vigilancia exhaustiva (análisis sanguíneos y pruebas de imagen).
En los pacientes con invasión vascular se recomienda administrar quimioterapia adyuvante.
Cáncer de testículo en estadio II – Seminoma
Hasta ahora, el tratamiento de referencia del seminoma en estadio IIA/B ha sido la radioterapia. En el estadio IIB, la quimioterapia es una alternativa a la radioterapia, lo que debe ser evaluado por el especialista. Si el tumor es pequeño se consigue una curación mayor de 90% con orquiectomía inguinal y radioterapia.
Cáncer de testículo en estadio II – No Seminoma
Se puede curar en más del 95% de los casos. Para ello después de la cirugía del testículo se debe de administrar quimioterapia, y en caso de que queden lesiones residuales después, se debe de valorar la extirpación de éstas.
Cáncer de testículo en estadio III y IV
Seminoma
Generalmente se puede curar con extirpación de la gónada por vía inguinal, seguido de poliquimioterapia (quimioterapia con varios agentes). Si quedan lesiones residuales deben vigilarse periódicamente, y si son muy grandes o siguen creciendo es conveniente extirparlas.
No seminoma
En esta situación se pueden curar el 70% de los casos con quimioterapia. Al finalizar el tratamiento suele realizarse vigilancia mensual con idea de iniciar tratamientos de rescate a la mínima duda de progresión de la enfermedad tumoral. Además deben extirparse quirúrgicamente las masas residuales sospechosas. Si la lesión residual estuviera en el cerebro, se contempla la radioterapia holocraneal o incluso la cirugía cerebral.
INCIDENCIA Y MORTALIDAD EN CHILE:
Incidencia: En Chile se diagnostican al año más de 800 casos nuevos de esta enfermedad. (Fuente: International Agency for Research on Cancer, Globocan 2020).
Mortalidad: En Chile, casi 100 personas fallecen al año por esta enfermedad. (Fuente: International Agency for Research on Cancer, Globocan 2020).