FALP presenta programa modelo para el manejo del delirium

La iniciativa busca que todo el equipo de salud reconozca claramente los síntomas de este cuadro, con el fin de disminuir las complicaciones en las hospitalizaciones de pacientes adultos mayores.

Este 13 de marzo se conmemora el Día Mundial del Delirium, fecha en la cual el Instituto Oncológico de Fundación Arturo López Pérez dio a conocer el programa especial con el que busca prevenir este síndrome y que fue presentado recientemente en el Congreso Mundial de Oncogeriatría en Montreal, Canadá.

El delirium es un síndrome neuropsiquiátrico que comienza de manera aguda y que tiene un curso fluctuante. Se asocia a adultos mayores hospitalizados, con mayor morbimortalidad y especialmente vulnerable. Existen algunos factores que pueden predisponer a esta población a desarrollar la patología durante la hospitalización, entre ellos, tener:

  • 75 años o más.
  • Deterioro cognitivo mayor.
  • Déficit visual o auditivo.
  • Polifarmacia.
  • Depresión.
  • Tabaquismo.
  • Antecedentes de ACV (Accidente Cerebro Vascular) o Parkinson.
  • Hospitalizaciones anteriores con delirium y dependencia funcional.

 

Este cuadro se asocia a muchos efectos adversos para la persona que lo sufre, su familia y el sistema de salud. “Puede aumentar la estadía hospitalaria de los pacientes, sobre todo en quienes están en UCI con ventilación mecánica invasiva, con mayor riesgo de morbilidad. Además, es más probable que su alta finalice en una institucionalización y, si existe deterioro cognitivo, que este progrese”, señala la Dra. Cinthya Cáceres, geriatra de FALP.

En tanto, para la familia, la facultativa asegura que existe una sobrecarga importante a nivel emocional: “Porque el paciente está completamente desorientado, lo que claramente afecta a su familiar”. Y para el sistema de salud aumenta la estadía hospitalaria, repercutiendo en los costos y generando un aumento de la morbilidad y la mortalidad.

Programa para la prevención, detección precoz y manejo del delirium

Se estima que un tercio de los adultos mayores hospitalizados desarrollará delirium, mientras que en la comunidad general solo afecta al 1 o 2% de la población. La Dra. Cáceres explica que en el caso de los pacientes ambulatorios, se analizan todos los factores de riesgo que podrían predisponer a sufrir delirium. “Si se detecta que existen, se activa una alarma que alerta sobre la presencia de este riesgo de delirium en la ficha clínica del paciente”.

“El programa para la prevención, detección precoz y manejo del delirium nace en FALP en el 2018, debido a la percepción del personal de salud sobre la alta prevalencia de este síndrome. La literatura habla de la presencia de un 22% de delirium en pacientes oncológicos mayores hospitalizados, por lo tanto, nuestra primera intervención fue hacernos cargo de cómo abordarlo y así surge la normativa de delirium en FALP”, cuenta la Dra. Rocío Quilodrán, jefa de la Unidad de Oncogeriatría de FALP.

En tanto, para la familia, la facultativa asegura que existe una sobrecarga importante a nivel emocional: “Porque el paciente está completamente desorientado, lo que claramente afecta a su familiar”. Y para el sistema de salud aumenta la estadía hospitalaria, repercutiendo en los costos y generando un aumento de la morbilidad y la mortalidad.

Comenzaron con pacientes de 80 años y luego se fueron ampliando hasta llegar a los 70, demostrando que cada vez el programa iba ganando mayor aceptación. A su vez, aumentaron el equipo a 4 geriatras y empezaron a trabajar con una terapeuta ocupacional para hacer una pesquisa activa del delirium, tener más herramientas de estimulación cognitiva e implementar la prevención. Bajo ese prisma, desarrollaron la reorientación cognitiva y horaria, las estimulaciones sensoriales, la verificación de que el paciente tuviera sus audífonos y lentes, y, dentro de lo posible, levantarlos para movilizarlos durante la hospitalización. Todo esto se logró gracias al trabajo conjunto con los profesionales de los equipos de Kinesiología, Enfermería y Nutrición, entre otros.

 

Con el tiempo el programa se fue extendiendo a los pacientes no adultos mayores: “Entonces lo vimos con los internistas y paliativistas, para que trascendiera y abarcara a una mayor cantidad de la población que puede verse afectada por esta patología. Creamos la alerta con informática e hicimos un flujograma que nos permitiera ver cada paso de la intervención. Después se transformó en una Ruta Clínica, lo que nos ayudó a levantar los indicadores de los puntos críticos y a determinar cuántos pacientes tenemos, a cuántos les aplicamos la escala, cómo varía nuestra propia incidencia y resultados y, finalmente, llegamos a tener una tasa de un 10% en circunstancias que un centro internacional reporta una tasa del doble”, señala la Dra. Quilodrán.

Enfoque integral

El delirium está muy subdiagnosticado. “Si uno ve las estadísticas, puede afectar del 10 al 30% de los pacientes. El problema es que no se pesquisa precozmente, porque no se busca de manera activa, entonces lo primero es educar a todos los profesionales de la salud, desde la enfermera, al nutricionista, al terapeuta ocupacional, al kinesiólogo y a las diferentes especialidades médicas, y a la familia también, porque finalmente son ellos los que están más en contacto con el paciente y son los primeros en darse cuenta”, afirma la Dra. Quilodrán.

Asimismo, la especialista comenta que evaluar un paciente con delirium tiene que ver con observar ciertas características o comportamientos en él tales como: agitación, somnolencia, cómo vocaliza, o también porque la misma familia lo reporta. “Muchas veces es muy simple hacer cambios para que el paciente vuelva a sentirse mejor, con factores vitales y no farmacológicos como la utilización de un calendario, un reloj, estimulación, hidratación, una habitación iluminada, entre otros”.

“Hay mucho desconocimiento acerca del delirium y esto genera gran angustia y preocupación en la familia y el paciente. Explicarles que esto es reversible, que hay una causa subyacente, que su familiar volverá a reconocerlos, a orientarse, que podemos hacer algo para su manejo y que ellos son un pilar fundamental en la evolución de este cuadro entrega tranquilidad, participación y empodera en cuanto a las herramientas en salud”, finaliza la jefa de Oncogeriatría de FALP.

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