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Leucemias: atención a las anemias, infecciones y sangrados repentinos
La aparición brusca de esos y otros síntomas puede ser un indicio de la presencia de alguno de los tipos de esta enfermedad, los que se presentan a distintas edades y tienen diferentes grados de gravedad.
Ciertas anomalías de repentina manifestación en nuestra vida cotidiana pueden ser señales de alerta de una leucemia y no hay que dejarlas pasar. Entre ellas se cuentan el sangrado inusual de nariz o encías, así como el aumento de volumen de un ganglio, el cansancio después de haber caminado apenas dos o tres cuadras, el desarrollo de una infección que persiste ante los medicamentos y la aparición de anemia. Si el organismo presenta al mismo tiempo más de uno de estos síntomas, las sospechas deberían ser mayores y llevarnos rápidamente a hacer una consulta médica.
Caracterizadas por la proliferación anormal y descontrolada de células malignas en la médula ósea o tejidos linfáticos —órganos encargados de la producción de glóbulos rojos, glóbulos blancos, y plaquetas, y de la defensa contra las infecciones, respectivamente—, las leucemias son un grupo de cánceres hematológicos o de la sangre cuya incidencia en Chile se calcula en más de 1.300 casos anuales, de acuerdo con las estadísticas de Globocan. Su evolución, pronósticos y tratamiento difieren dependiendo de la variedad que se diagnostique, según explica el Dr. José Luis Briones, hematólogo del Instituto Oncológico FALP.
“Un tipo es la leucemia crónica, que se instala mucho antes de que el paciente se dé cuenta siquiera y este puede, por lo tanto, sobrevivir meses o años sin tratamiento. Por otro lado está la leucemia aguda, que a su vez se divide en leucemia mieloide aguda y leucemia linfoblástica aguda. Ambas comparten un fenómeno común: surgen y se desarrollan rápidamente y si no se tratan llevan a la muerte en pocas semanas”, precisa.
El diagnóstico de este cáncer se realiza por medio de exámenes de sangre y estudios de la médula ósea, y su frecuencia dentro de la población se distribuye de acuerdo con los grupos etarios. Mientras la leucemia linfoblástica aguda es más habitual en niños —segmento en el que suele ser altamente curable— y en personas que tienen sobre 60 años, la leucemia mieloide aguda afecta regularmente a adultos y adultos mayores.
Ambos tipos comparten los síntomas mencionados al comienzo y también se consideran como indicios de la enfermedad la sudoración nocturna, la pérdida de peso sin explicación y la aparición de moretones ante mínimos o nulos golpes que permanecen en la piel por varias semanas.
Sobre las causas de este cáncer, el Dr. Briones comenta que la incidencia de las leucemias aumentó considerablemente en el periodo posterior al lanzamiento de las bombas nucleares, “lo que deja entrever que la radiación ionizante es un factor de riesgo para esta enfermedad. Otros son los pesticidas, los bencenos, ciertas infecciones virales y los antecedentes familiares de leucemia”, comenta.
Según el tipo de patología, los métodos terapéuticos para esta enfermedad son diversos. La leucemia mieloide crónica, explica el Dr. Briones, “es la primera enfermedad oncológica en la cual se desarrolló un tratamiento específico para una mutación puntual: el llamado cromosoma Filadelfia, para el que existe un fármaco que lo inhibe directamente. De ese modo, esta patología pasó de tener un pronóstico de cinco años a ser una enfermedad cuya sobrevida es igual a la de la población promedio”.
Las leucemias agudas, en tanto, se tratan habitualmente con quimioterapia, que posibilita tasas de remisión que oscilan entre el 60% y el 70%. “En materia de inmunoterapia, el gran avance de los últimos años ha sido CAR T-cells, pero no está disponible en Chile aún, y en el campo de la producción de fármacos útiles para mutaciones puntuales el país está en deuda. FALP, sin embargo, está continuamente desarrollando e implementando nuevas tecnologías de diagnóstico y nuestro próximo desafío es un proyecto de secuenciación masiva de genes a costos accesibles. El objetivo de esta iniciativa es contar con una mejor caracterización de las leucemias para darles a los pacientes tratamientos más personalizados, lo que se conoce como medicina de precisión”, cuenta.
Una opción que permite mejorar notoriamente las expectativas de vida de quienes desarrollan leucemia es el trasplante alogénico de médula ósea (el donante es un tercero que es compatible). “Aunque no todos lo necesitan, el trasplante de médula es la terapia curativa por definición ante determinados casos. Algunos ejemplos son las personas de mayor edad, porque la leucemia en esa etapa de la vida suele presentar una carga de mutaciones desfavorable; también pacientes que no logran remisión con la primera quimio, aquellos que recaen después de haber logrado remisión o pacientes que a priori presentan un perfil de alto riesgo”, detalla el Dr. Briones.
El profesional explica que el trasplante alogénico —disponible en el sistema público de salud solo hasta los 60 años— consiste en dar un soporte que permita a la médula ósea producir células sanguíneas después de administrar una quimioterapia en dosis muy altas que elimina cualquier residuo de enfermedad. “Además, permite generar un nuevo sistema inmunológico que realice una correcta inmunovigilancia antitumoral”, finaliza.