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Rol de los microbios en la génesis del cáncer de colon
Un inédito estudio impulsado por el Instituto Oncológico FALP ha mostrado la relación entre las alteraciones en la población de microorganismos del intestino y el desarrollo de ese tipo de tumor.
Una serie de microorganismos que conviven con nuestro cuerpo en un vínculo que suele ser beneficioso forman la microbiota, componente que se encuentra en diversas partes de la anatomía y cuyo rol es mantener en forma el sistema inmunológico y actuar defensivamente contra agentes patógenos.
Presentes en las mucosas de las vías digestivas, respiratorias y de evacuación, además de la piel, entre otras zonas, este conjunto con carácter de colonia —que consta de bacterias, virus y hongos, también llamados comensales— evoluciona a lo largo de la vida de un individuo desde que empieza la lactancia hasta la madurez, y adquiere características que dependen de factores intrínsecos y ambientales.
Dentro del organismo, la microbiota varía de un órgano a otro: “Su composición no es igual en el intestino que en la boca o en áreas húmedas como las axilas y la entrepierna”, explica el Dr. Franz Villarroel, jefe del Laboratorio de Medicina Traslacional del Instituto Oncológico FALP, y destaca que son las alteraciones dramáticas en la población de estos microorganismos las que influyen en el desarrollo de enfermedades.
“Conocido como disbiosis, este desequilibrio abre la puerta para que comensales de otros sitios colonicen un órgano y se genere un proceso patológico”, precisa el especialista, quien encabeza un estudio que está desarrollando FALP en torno a la relación de la microbiota con el cáncer de colon y que involucra a equipos de Medicina Traslacional y Endoscopía de la Institución, y otros investigadores asociados.
Inédita en Chile —donde hasta ahora se ha analizado el nexo entre el componente microbiano y afecciones como las alergias alimentarias y el colon irritable, pero no con la aparición de tumores—, esta iniciativa abarca a 80 pacientes a quienes se les ha prescrito una colonoscopía para pesquisar una posible lesión oncológica. El Dr. Villarroel agradece la buena disposición y generosidad que han tenido los participantes, reforzando que “sin ellos no habría investigación”.
“Nació de la necesidad de entender el intestino de los chilenos, qué tan distinto es”, comenta el Dr. Villarroel sobre el estudio, que ha consistido en examinar las deposiciones de los participantes por medio de la secuenciación masiva, una técnica de biología molecular de última generación que permite analizar tanto el ADN humano como de los diferentes comensales una vez que ha sido extraído de las heces.
“Hasta ahora, basándonos en las muestras de 32 casos, hemos encontrado que 7 de ocho pacientes afectados por cáncer de colon presentan la Fusobacterium nucleatum, un microorganismo que vive naturalmente en la boca y que, en una situación de disbiosis —causada por falencias en la higiene bucal, una dieta rica en azúcares o un sistema inmune deprimido—, migra hacia el intestino y promueve el desarrollo de un tumor. Los resultados coinciden con lo descrito por la literatura científica en esta materia”, dice el profesional.
A fines de junio, el Dr. Villarroel presentó esta investigación en Barcelona en el marco de la XXIV versión del Congreso Mundial en Cáncer Gastrointestinal, que organiza la Sociedad Europea de Medicina Oncológica, y relata que el aspecto más comentado por los asistentes fue el hecho de que la Fusobacterium persiste en pacientes ya operados. “Asumimos que esta bacteria es promotora de cáncer de colon, pero si sigue presente aun cuando ya se extrajo el tumor, nos preguntamos si el mismo tumor la atrajo al intestino, en una señal de alerta. En adelante, evaluaremos la evolución de esos pacientes y eventuales recurrencias de la enfermedad”, explica.
Otro hallazgo relevante del estudio, que también incluye otros tipos de cáncer, es la identificación de perfiles específicos de microorganismos para tumores uterinos, de próstata, pulmón y lesiones benignas de la mama,
“como si fueran firmas microbianas únicas concernientes a un tipo de patología. Eso indica que podría haber mecanismos para clasificar a nuestros pacientes a través del intestino o al menos a partir de sus heces”, afirma.
En lo que se refiere al cáncer de colon, el especialista estima que esta investigación tendrá un impacto significativo en la pesquisa de esta patología. “En la actualidad, el método implica la aplicación de un test que detecta sangre oculta en las heces. Cuando la hay, eso constituye una bandera de alerta para sugerir una colonoscopía y confirmar si existe una lesión. El problema es que tiene una baja eficiencia, porque no siempre el sangrado en las heces está relacionado con cáncer de colon. Pero el médico sugiere de todos modos una colonoscopía, lo que equivale a aumentar aún más las ya abultadas listas de espera. La combinación de
ese examen con la secuenciación masiva de las heces elevaría la especificidad de la pesquisa. De ese modo, la presencia de la Fusobacterium nucleatum permite priorizar la realización de colonoscopías”, detalla.
Con el objetivo de mostrar cuán eficaz puede ser combinar ambas pruebas, el Dr. Villarroel cuenta que FALP espera iniciar el próximo año un estudio clínico entre habitantes de Panguipulli, la costa de Valdivia y Temuco que se atienden en el sistema público de salud. Estas comunas fueron elegidas tomando en cuenta que en ellas hay mayor riesgo de cáncer de colon y otras patologías gastrointestinales, al igual que sus limitaciones de acceso a exámenes. “Nuestra meta es convencer a pequeñas comunidades del beneficio que implica incorporar estas pruebas de laboratorio en sus rutinas”, afirma.