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La importancia de los cuidados paliativos en el tratamiento del cáncer
Durante su desarrollo, el cáncer puede conducir al paciente y su familia por un camino difícil de transitar. En FALP, la Unidad de Cuidados Paliativos se ocupa de sus necesidades físicas, psicológicas, sociales y espirituales.
Una persona con cáncer progresivo irá experimentando distintos procesos durante el desarrollo de la enfermedad, en los que necesitará un apoyo físico, emocional, psicológico y espiritual que le permita ir sobrellevando sus efectos. Esta mirada sistémica es la que realiza la Unidad de Cuidados Paliativos de FALP, donde un equipo de excelencia técnica y vasta experiencia, integrado por médicos, enfermeras, psicólogos y TENS, se transforman en el soporte técnico y humano de los pacientes y sus familias.
“En cuidados paliativos uno atiende a la persona, no a la enfermedad. Para nosotros se trata de acompañar al ser humano que tenemos frente a nosotros en toda su dimensión, ayudándolo a combatir el dolor, el miedo y la incertidumbre, pero también dándole esperanza, soporte médico y personal”, afirma el Dr. Yuri Moscoso, internista-paliativista con más de 20 años de experiencia en FALP y jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos de la institución. Esta unidad atiende no sólo a personas con cánceres avanzados y progresivos.
También se ocupa de aquellas que tienen un cáncer recuperable y presentan síntomas asociados a la enfermedad o al tratamiento, los que deben ser controlados para permitirles continuar sus procesos , procurando así una mejor calidad de vida durante todas las etapas de la enfermedad.
Los pacientes llegan a esta instancia derivados por sus médicos tratantes. “Una de las características que nos diferencian como unidad es que estamos insertos dentro de un instituto oncológico, en contacto permanente con el resto de los especialistas, con quienes trabajamos coordinados en todas las etapas del tratamiento”, precisa el Dr. Moscoso, y cuenta además que el año 2021 iniciaron un proyecto de derivación precoz de pacientes a cuidados paliativos, que ha permitido atenderles a tiempo y contribuir en su bienestar.
“Aunque muchas veces no es recuperable en su condición, el paciente debe seguir viviendo lo mejor posible junto a su familia. Pese a que tendrá diferentes síntomas, le ayudaremos a aliviarlos y enfrentarlos de la mejor manera posible, junto a un equipo que lo contendrá, acompañará y hará sentir seguro. De ese modo, tendrá más confianza en manifestar lo que viven”, dice el especialista.
La Unidad Cuidados Paliativos FALP cumple 15 años. “Es un equipo interdisciplinario, que se ha desarrollado en base a la detección de necesidades de los pacientes y a la comprensión de que somos un pilar importante en su manejo”, describe. Su trabajo se basa en los lineamientos internacionales de la medicina paliativa y en el Programa de Cuidados Paliativos y Alivio del Dolor del Minsal.
Cabe destacar la relevancia que alcanzan estos cuidados para la sociedad, lo que se evidencia con la entrada en vigencia de la Ley N°21.375 en marzo 2022, que consagra como un derecho universal el acceso a los cuidados paliativos para todas las personas con enfermedades terminales o graves.
CUIDADO PERSONALIZADO
“Cuando un paciente ingresa a la Unidad de Cuidados Paliativos, la primera persona que lo recibe es la enfermera, quien busca conocer y comprender las necesidades expresadas, su actitud ante la enfermedad, sus preocupaciones y prioridades, y cuáles son los cuidados que junto a su familia desean recibir.
También valora las alteraciones en su calidad de vida provocadas por la enfermedad y el tratamiento”, describe Paula Villagra, enfermera coordinadora de la Unidad.
Posteriormente, el paciente se mantiene en seguimiento, el que se realiza a través de controles periódicos ambulatorios y en los cuales se les educa a él y su familia en relación a los síntomas asociados a la progresión de su enfermedad, como pueden ser fatiga, dolor, dependencia de otros y cambios emocionales.
También se le orienta en relación a su proceso de adaptación frente a la enfermedad, con el objetivo de detectar y potenciar sus propios recursos para sobrellevarla, y así estos le permitan estar el mayor tiempo posible con la mejor calidad de vida, sintiéndose respetado, autónomo y acompañado.
“En la medida en que la enfermedad va avanzando, la condición del paciente puede presentar cambios que no le permitan seguir asistiendo a consultas ambulatorias; es ahí en donde se inicia la atención a nivel domiciliaria, que le da la posibilidad de continuar con los cuidados que necesita junto a las personas significativas que forman parte de su vida, y permanecer el mayor tiempo posible en su hogar con la mejor calidad de vida”, explica Paula Villagra.
La familia cumple un rol muy importante como pilar del cuidado y enfrenta desafíos tanto técnicos como emocionales. En esta etapa, se reconstruyen roles y funciones familiares, y como equipo se le brinda todo el apoyo y orientación que ellos necesitan.
“Nos centramos en la detección de sus necesidades para implementar un plan de cuidados centrado en la persona.
Finalmente, es importante mencionar que, a través de todo lo que vamos aprendiendo y viviendo de estas experiencias, podemos seguir acompañando y cuidando de otros”, finaliza.