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Los dolores óseos que alertan sobre un mieloma múltiple
Una molestia que se manifiesta como lumbago o dolor en las caderas que se extiende por meses y no cede con el uso de analgésicos puede ser uno de los síntomas clave de esta enfermedad.
Un dolor en la espalda o en las caderas nunca debe ser ignorado, pero requiere especial atención cuando persiste en el tiempo, no cede a ninguna hora del día e interfiere con las actividades rutinarias. Si ese es el escenario, la molestia puede ser señal de que el organismo ha desarrollado un mieloma múltiple, un tipo de cáncer que ha aumentado —aunque levemente— en los últimos diez años. En marzo se conmemorará a nivel global el mes de concientización de esta enfermedad hemato-oncológica.
De acuerdo con Globocan, en Chile se detectan anualmente más de 850 nuevos casos de mieloma múltiple, patología que aún no se considera curable. Su origen se encuentra en las células plasmáticas de la médula ósea y afecta tanto a hombres como a mujeres de todas las edades, pero principalmente a quienes se encuentran entre la sexta y séptima década de vida. “La edad promedio al diagnóstico es de 69 años”, precisa el Dr. Raimundo Gazitúa, subdirector médico de Hematología del Instituto Oncológico FALP.
El mieloma múltiple es una patología crónica para la que no se han identificado factores de riesgo específicos como los que están asociados al cáncer de pulmón (el tabaquismo) o al cáncer de piel (los efectos de la radiación ultravioleta), explica el especialista.
“Aunque con cierta frecuencia hemos tratado por esta enfermedad a pacientes que han estado expuestos a gases tóxicos o a pesticidas no regulados de manera crónica en zonas agrícolas, no hay evidencia cierta que permita definir ese componente ambiental como una de las causas y tampoco hay una relación genética o viral claras”, afirma.
Establecer mecanismos de prevención es, por lo mismo, difícil, sostiene el doctor Gazitúa, y la detección precoz normalmente está sujeta a la casualidad. “Esta enfermedad se diagnostica por azar o por la presencia de síntomas manifiestos. El primer caso se da cuando un paciente se hace un chequeo y se observan, en su hemograma y perfil bioquímico, alteraciones como una anemia que no obedece a déficit de hierro y que está acompañada por una alta velocidad de eritrosedimentación (VHS), al igual que elevados niveles en las proteínas plasmáticas o del calcio. En alguien mayor de 50 años, la causa puede ser un mieloma”, explica.
Resultados de ese tipo en exámenes de rutina podrían estar dando cuenta de una etapa previa a la patología (gammapatía monoclonal de significado incierto) o de un cáncer que recién comienza (mieloma múltiple asintomático). “En el caso de un mieloma múltiple asintomático, el paciente no requiere tratamiento y se controla periódicamente con exámenes de laboratorio y evaluaciones clínicas”, agrega el especialista.
En un mieloma múltiple sintomático, en tanto, las células tumorales presentes en el organismo han superado el 10% en la médula ósea y las señales del cáncer son ya evidentes. “Se trata de una enfermedad que provoca anemia, hipercalcemia (niveles de calcio sobre lo normal) y que compromete los glóbulos blancos y, por lo tanto, las defensas (los pacientes sufren más infecciones). También afecta los huesos y eso ocasiona dolores lumbares, dorsales y en las caderas, así como fracturas. Otra consecuencia es la falla renal, ya que el tumor produce una proteína anormal que se infiltra y deposita en los riñones causando daño. En algunos casos los pacientes desarrollan insuficiencia renal y necesitan dializarse”, detalla el Dr. Gazitúa, quien insiste en la importancia de atender alertas como los dolores óseos: un lumbago u otra molestia que se extiende por semanas, que interrumpe el sueño en la noche y dificulta las caminatas durante el día es una señal de riesgo, con mayor razón si al mismo tiempo hay baja de peso, decaimiento y palidez.
TRATAMIENTOS
Los tratamientos para el mieloma múltiple contemplan tres fases: en la primera, el paciente es sometido a una terapia de inducción que combina tres fármacos (inmunomoduladores, inhibidores de proteosomas que bloquean vías metabólicas específicas de las células tumorales y corticoides), cuyo objetivo es reducir la carga tumoral entre un 50% y 99%.
El segundo paso es el trasplante autólogo de médula, que se realiza si el paciente ha respondido satisfactoriamente a la inducción y está físicamente apto. Si es así, se le extraen células madre que se le reimplantan días más tarde —después de haber recibido, en altas dosis, una quimioterapia potente, cuyo propósito es eliminar la mayor cantidad posible de células malignas— para que generen nuevas células.
Este método —que FALP comenzó a realizar de manera exitosa en 2019, habiendo hecho hasta hoy más de 70 procedimientos— mejora tanto la calidad de vida de los pacientes como sus expectativas de sobrevida, que en Chile fluctúan entre 5 y 7 años: “Luego del trasplante, los pacientes con mieloma reducen su carga tumoral de manera significativa; entonces, luego de una evaluación completa que incluye estudios en sangre, médula ósea e imágenes, procedemos a una fase de mantención y, dentro de un año, hacemos una nueva evaluación. Si no se encuentra evidencia de la enfermedad, consideramos que el cáncer está en una remisión completa sostenida. En esos casos, el pronóstico es más alentador a largo plazo, porque es probable que la recaída sea más tardía”.
Experiencias como la de Adriana Rojas, de 69 años, reflejan la eficacia del trasplante autólogo de médula. Esta reponedora y vendedora de supermercado recibió su diagnóstico de mieloma múltiple en 2018 y en agosto de 2019, gracias al Convenio Oncológico Fondo Solidario de FALP, se sometió a ese tratamiento. “En enero recién pasado fui a mi último control y entonces me informaron que no tengo nada, aunque sé que el cáncer podría volver. Pero hasta ahora me he sentido maravillosamente, con mucha energía, y pude regresar a mi trabajo después de dos años con licencia. Estoy muy contenta”, cuenta.