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Cáncer de próstata: ¿Puede la cirugía afectar la sexualidad?
El aumento en el testeo ha llevado a diagnosticar más casos, incluso entre hombres más jóvenes que el rango etario comúnmente afectado. Los efectos transitorios del tratamiento quirúrgico son más breves cuando la cirugía es robótica.
“Noviembre azul” es una campaña para promover la salud integral de los hombres que va tomando fuerza en distintos lugares del mundo. Está especialmente dedicada a crear conciencia sobre el diagnóstico precoz y tratamiento del cáncer de próstata, que es el tumor más frecuente en Chile: más de 8.000 nuevos casos se diagnostican al año, según estimaciones del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud.
“Su alta incidencia es un aspecto en el que estamos en línea con los países desarrollados. El que cada vez tengamos más diagnósticos se relaciona con el envejecimiento de nuestra población —porque esta enfermedad es más frecuente a partir de la quinta década de la vida— y también con el mayor acceso a los controles de salud. Además, actualmente los hombres de 70 o 75 años buscan mantener su salud lo mejor posible y, por lo tanto, consultan”, explica el Dr. Camilo Sandoval, cirujano urología oncológica de FALP.
El aumento en el testeo, explica el especialista, no solo ha llevado a mejorar la pesquisa de casos entre las personas de mayor riesgo etario, sino que también más jóvenes.
“Pacientes que antiguamente llegaban con la enfermedad avanzada hoy se hacen estudios más precozmente, pudiendo iniciar tratamiento en etapas más tempranas de la vida. Esto permite mejorar su pronóstico, pero también significa impactar en la vida de hombres que están activos en distintos ámbitos. Entonces, el objetivo del tratamiento no es solo curarlos, sino también lograr que su calidad de vida se mantenga lo más parecido a lo que era normal para ellos”, afirma el especialista.
Junto con la radioterapia y la vigilancia activa (seguimiento estricto a pacientes con cánceres muy pequeños para iniciar un tratamiento cuando sea necesario), la principal herramienta para el manejo del cáncer de próstata localizado es la cirugía. Ya sea convencional o robótica, la intervención quirúrgica puede generar inquietud en los hombres por posibles efectos en su vida sexual. Sin embargo, la gran mayoría de ellos son transitorios.
“Los hombres operados pasan por un periodo en que no logran una erección, pero se van recuperando. Hay técnicas quirúrgicas para mantener esa capacidad y se utiliza un protocolo de apoyo con medicamentos que tienen un rol estimulador del flujo sanguíneo hacia el pene. Al cabo de 90 días, la mayoría de los pacientes ha retomado su sexualidad; en el resto se sigue insistiendo con estas drogas y un gran número recupera su vida sexual completamente. De todas maneras, este es un grupo etario en que el uso de medicamentos para la erección ya es frecuente”, afirma.
El especialista comenta que, si eventualmente el paciente no responde a medicamentos orales, hay alternativas inyectables que van directamente al cuerpo del pene. Y que, en caso de no tener resultados con esta última opción, existe la alternativa de realizar una cirugía de prótesis peneana.
“En la práctica, mientras el paciente esté interesado en mantener su sexualidad, siempre hay opciones. Cada uno define hasta dónde está dispuesto a llegar”, aclara.
La cirugía de próstata sí genera una secuela irreversible, como explica el Dr. Sandoval: “Sin próstata, los hombres ya no tienen eyaculación, por lo tanto, son estériles. Dado que este cáncer es más frecuente sobre los 55 años y son pocos los hombres que buscan paternidad en ese rango, en general no es algo que les preocupe. Sí les llama la atención el hecho de que puedan tener orgasmos y no eyaculación, porque asocian las dos cosas como una unidad. Si un hombre que se va a tratar el cáncer de próstata quiere conservar su fertilidad, se le recomienda que preserve espermatozoides en un banco”.
RECUPERACIÓN MÁS RÁPIDA
El uso de cirugía robótica con el sistema Da Vinci Xi ha crecido hasta convertirse en la principal técnica quirúrgica utilizada en el Instituto Oncológico FALP en el tratamiento de los tumores prostáticos.
“Su éxito oncológico es equivalente al de la cirugía convencional, pero, al realizar incisiones más pequeñas, permite que los pacientes se recuperen más rápido, acelerando el retorno a su vida normal. Inicialmente, la reservábamos para los casos más sencillos, pero con el entrenamiento y la experiencia ganados, hoy en FALP podemos abordar con ella cualquier cáncer de próstata, abarcando el 90% de nuestras cirugías de próstata. Esta no es la realidad nacional, pero la mayoría de nuestros pacientes están protegidos financieramente por el Convenio Oncológico Fondo Solidario, pudiendo acceder a esta tecnología de última generación”.
El abanico de alterativas terapéuticas para el cáncer de próstata es amplio, y la determinación de cuál es la más adecuada para el paciente responde a una evaluación realizada tanto por el equipo quirúrgico como de radioterapeutas, los que analizan cada caso en un comité oncológico y llegan a una conclusión que incorpora las expectativas del paciente. Finalmente, se toma una decisión en conjunto con él.
“El cáncer de próstata sigue siendo una enfermedad en la cual los resultados que vamos a obtener dependen directamente del momento de la enfermedad en que lleguemos. Mientras más precoz sea la detección, habrá más opciones de tratamiento y menos impacto en la calidad de vida. Por esto, la recomendación es que todos los hombres desde los 50 años —y a partir de los 40 si tienen antecedentes familiares de cáncer de próstata— se sometan anualmente a una evaluación con el urólogo, que consiste en la medición del antígeno prostático y un examen físico que sigue siendo relevante en la pesquisa de la enfermedad. Normalmente, el paciente al que podemos curar es asintomático. Aquel que espera a tener síntomas suele tener una enfermedad avanzada y más difícil de manejar”, concluye.