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Braquiterapia: potente y segura para tratar el cáncer
Esta modalidad consiste en instalar la fuente que emite la radiación en el mismo tumor o cerca de él, permitiendo entregar la dosis requerida sin exponer tejidos circundantes.
Dr. Pablo González Mella, subdirector médico de Radioterapia Oncológica de FALP.
Dr. Piero Bettoli, radiooncólogo del Instituto Oncológico FALP.
Dr. Federico Bakal, radiooncólogo de Instituto Oncológico FALP.
En sus más de 100 años de tratamiento para el cáncer, la radioterapia ha ido evolucionando asociada, principalmente, a la imagen de la radioterapia externa o teleterapia: una persona recibiendo la radiación que emite un equipo —como un acelerador lineal— con el que no tiene contacto. Sin embargo, existe otra modalidad en que la fuente de la radiación se encuentra mucho más cerca del tumor que busca controlar y destruir; está dentro del cuerpo. Braquiterapia es un término que surge a partir del griego brachys, que significa corto. Y esto hace referencia a la proximidad que implica, puesto que se exponen semillas radiactivas en el tumor o cerca de él.
“El éxito de un tratamiento de radioterapia depende fundamentalmente de entregar una dosis apropiada al tumor, pero lamentablemente muchas veces nos vemos limitados por órganos circundantes. Poner en contacto la fuente radiactiva con el tumor genera el beneficio de llegar a altas dosis de radiación, evitando el alcance a órganos que lo circundan. La braquiterapia permite una mayor dosis de radiación en un área más pequeña que lo que pudiera ser posible con el tratamiento de radiación externa”, explica el Dr. Piero Bettoli, oncólogo radioterapeuta del Instituto Oncológico FALP.
Lo anterior convierte a la braquiterapia en la mejor alternativa de tratamiento para ciertos grupos de pacientes. Entre ellos, personas con cánceres ginecológicos.
“La braquiterapia ginecológica es la más ocupada a nivel planetario por varias razones”, afirma el Dr. Federico Bakal, oncólogo radioterapeuta del Instituto Oncológico FALP. “Primero, porque a diferencia de otros tumores, estos se encuentran en una cavidad a la que podemos acercar una fuente radiactiva con facilidad. Segundo, si se administra toda la dosis que necesitan estos tumores mediante radioterapia externa, podrían dañarse otros tejidos alrededor. Entonces, lo que se hace es combinar esta última con braquiterapia. Es de reconocimiento mundial que la forma adecuada de tratar un cáncer de cuello uterino es complementando ambas”, agrega.
Otra indicación para el uso de braquiterapia es el cáncer de próstata. En pacientes con tumores localizados, explica el Dr. Bettoli, la braquiterapia forma parte de un amplio espectro de alternativas eficaces de tratamiento. Es en casos más complejos, donde esta técnica hace una mayor diferencia.
“Los pacientes de alto riesgo requieren una combinación de terapias. La evidencia reciente apunta a que cuando se combina radiación externa con braquiterapia, existe una menor probabilidad de recurrencia. Es el tratamiento que ha demostrado mejores resultados oncológicos”, dice.
Según cuenta el especialista, la braquiterapia se ha usado históricamente en el tratamiento de cáncer de próstata: “Ha sido un pilar fundamental dentro del arsenal terapéutico contra el cáncer de próstata, pero lamentablemente ha ido cayendo en desuso en Chile debido a varias razones, siendo las más importantes el no contar con equipos de braquiterapia a disposición en todo el país y la falta de entrenamiento apropiado en la técnica. La braquiterapia moderna permite realizar tratamientos efectivos, seguros y a su vez cómodos para el paciente. Por ejemplo, una persona realiza su braquiterapia de próstata, siendo dada de alta el mismo día del procedimiento”, dice.
AVANCES
Así como la radioterapia externa ha experimentado una importante evolución —para entregar tratamientos cada vez más precisos, eficaces y seguros—, la braquiterapia también se ha ido desarrollando.
Por ejemplo, hoy FALP cuenta con equipamiento que le permite realizar braquiterapia basada en imágenes tridimensionales y adaptada al paciente.
“Tenemos la capacidad de visualizar bien los tumores y ajustar el tratamiento en el mismo momento en que se proporciona, con lo que disminuyen las incertezas”, destaca el Dr. Bakal.
El Dr. Bettoli complementa que, con estos avances, “estamos construyendo trajes a la medida para el paciente. Si bien han aparecido técnicas que le compiten en términos de dosis, existen nichos particulares donde la braquiterapia continúa siendo el tratamiento de primera elección”.