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Dejar de fumar: un compromiso con la salud
El contexto dado por la pandemia ha introducido conductas de autocuidado, como la distancia social. Abandonar el cigarro es una decisión que siempre irá en beneficio personal y del entorno.
Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco para crear conciencia sobre los efectos dañinos del cigarro sobre la salud. Cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares son los más conocidos; pero otros tipos de tumores, como faringe y vejiga, también se asocian a su consumo.
Conscientes de lo anterior, muchos fumadores se proponen dejarlo. Sin embargo, esto suele resultar muy difícil, debido al efecto adictivo del cigarro: entre sus más de 7.000 componentes –algunos de ellos carcinogénicos, como el alquitrán, el polonio 210 y las nitrosaminas– se incluye la nicotina, un alcaloide que estimula la liberación de dopamina, causando placer y relajación. Su ausencia, en cambio, estimula la liberación de noradrenalina, generando dependencia. El nivel de adicción a la nicotina se puede medir usando un cuestionario llamado Test de Fagerström.
Dr. Pedro Carrasco, broncopulmonar del Instituto Oncológico FALP.
“Mientras más tiempo se tenga una adicción, más complicado es dejarla; el problema es que se ha visto que las personas empiezan cada vez a más temprana edad”, comenta el Dr. Pedro Carrasco, broncopulmonar del Instituto Oncológico FALP. “Existen personas que abandonan el cigarro tras una mala noticia o por miedo, después de sufrir un infarto o descubrir que tienen un cáncer de pulmón. Otras lo logran gracias a la combinación de terapia cognitiva conductual y apoyo farmacológico, lo que ha demostrado ser el método más eficaz. Y hay quienes consiguen dejarlo con fuerza de voluntad. En cualquier caso, lo fundamental será siempre tener la intención real de abandonar el tabaco”, explica.
Dejar de fumar siempre implicará un beneficio para la propia salud y la del entorno. ¿Es el contexto dado por la pandemia de Covid-19 una instancia para planteárselo? “Absolutamente”, dice el Dr. Carrasco. La cuarentena podría impactar, por ejemplo, en el hábito de quienes son más bien fumadores sociales –por la dificultad de tener esa instancia– o están sin salir de la casa junto a sus familias, por lo que deben evitar contaminar el ambiente que comparten.
“Para las personas que se lo proponen, lo primero que se recomienda es poner una fecha que no tiene por qué ser tan cercana, puede ser de una o dos semanas más adelante, y que tenga claro por qué quiere dejar de fumar. Además, que haga un plan en conjunto con su familia, que deberá apoyarlo en ciertos momentos. Si tiene logros, como ir aumentando la frecuencia entre cigarro y cigarro y disminuir la cuota diaria, que se vaya premiando. Es importante también que identifique acciones o elementos que lo estimulan a fumar para cambiarlas; por ejemplo, muchas personas no pueden tomarse un café sin encender un cigarro”, enumera el especialista.
Por último, en la medida de lo posible, aconseja ejercitarse más y tener a mano productos saludables para comer, ya que un efecto común del síndrome de abstinencia es aumentar de peso por recurrir a la comida para aliviar a ansiedad. Esta última es un factor que se debe considerar en el escenario actual: el consumo de cigarros podría tender a incrementarse en algunos fumadores debido a preocupaciones propias de la contingencia, como el miedo al contagio, la imposibilidad de salir o la incertidumbre económica.
“En esos casos es más difícil cesar el hábito tabáquico porque el cigarro ayuda a muchas personas a relajarse. Ahí, lo que se recomienda es que aumenten sus grados de satisfacción con otras cosas: darse otros gustos o hacer más actividad física, si es que pueden hacerlo sin salir de la casa. Existen en el mercado parches o suplementos de nicotina que podrían ayudar también a controlar esa necesidad, pero es una alternativa más extrema y difícil. Quizás en este grupo haya alguien que no se proponga dejar de fumar, pero sí intentar bajar su consumo. Eso es mejor que no hacer nada al respecto, pero siempre hay que tener en cuenta lo siguiente: no existe un número de cigarros diarios que sea seguro para la salud; la idea es no fumar”, finaliza.