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La relación entre obesidad, resistencia a la insulina y cáncer
Diversos mecanismos hacen que la insulinorresistencia, desencadenada por el aumento de grasa en el cuerpo, sea una condición que puede favorecer el desarrollo de tumores malignos y perjudicar la respuesta a tratamientos para el cáncer.
Dra. Loreto Moreira, nutrióloga
del Instituto Oncológico FALP.
Dr. Rafael Ríos, endocrinólogo y diabetólogo del Instituto Oncológico FALP.
Mucho se sabe de los problemas para la salud que generan el sobrepeso y la obesidad. Que puede provocar diabetes o pavimentar el camino hacia un infarto. Incluso existe noción de que se asocia al origen de algunos tipos de cáncer, pero este último punto parece no estar lo suficientemente asumido a la hora de escoger lo que se come.“El riesgo de sufrir diabetes, hipertensión o un accidente cardiovascular es conocido por la población, pero se debe entender que también existe la posibilidad de desarrollar un cáncer”, dice el Dr. Rafael Ríos, endocrinólogo y diabetólogo del Instituto Oncológico FALP. “Hay varios mecanismos fisiopatológicos que relacionan el aumento de la grasa corporal con la posibilidad de un cáncer, de que el organismo no responda tan bien al tratamiento como en otras condiciones e, incluso, de recaídas”.
El especialista aclara que el problema está puntualmente en el aumento de la grasa abdominal en personas que tienen una susceptibilidad genética para desarrollar cáncer. Aquí juegan un papel primordial los adipocitos, que son las células que conforman el tejido graso.
“Son células que cambian de volumen, dependiendo del estado nutricional en que se encuentre la persona. Si éste último está bien, el adipocito se encuentra saludable y con un tamaño estable para esa persona. Pero si se incrementa el consumo de grasas y de carbohidratos, ese adipocito crece y es así como aumenta la masa grasa”, explica la Dra. Loreto Moreira, nutrióloga de FALP.
¿Cuál es el problema de que los adipocitos se llenen de grasa? “Estos no son un simple depósito de grasa, como se pensaba antes, sino que un verdadero órgano endocrinológico e inmunológico. La grasa visceral (que se encuentra en el abdomen y entre las vísceras, y que cuando aumenta infiltra el hígado, páncreas y músculos) es un tejido activo y que en un contexto de obesidad –cuando el adipocito que la conforma está colmado de grasa y aumentado de tamaño– produce sustancias que generan que el cuerpo sea más insulinorresistente. A consecuencia de eso, el páncreas va liberar más insulina”, afirma el Dr. Ríos.
Esa combinación de grasa visceral, insulinorresistencia y aumento de la insulina circulante es la que se asocia a riesgo de cáncer, según detalla el especialista. Y esta relación se produce por medio de varios mecanismos.
El primero de ellos es que favorece la proliferación del cáncer. “La insulinorresistencia genera una mayor producción de insulina. El problema es que las mismas células que responden mal para bajar la glucosa de la sangre, sí se activan frente a funciones de la insulina que estimulan la mitosis (reproducción celular) e inhiben la muerte programada de células anormales o innecesarias. Entonces, si yo tengo un tejido con células tumorales, al haber más insulina, ellas están más predispuestas a crecer y multiplicarse”.
Un segundo proceso tiene que ver con el papel de las células llamadas “asesinas naturales” o NK (del inglés “natural killer”), que forman parte del sistema inmune y que actúan destruyendo células que consideran peligrosas para nuestra salud, como las tumorales. “En condiciones de obesidad, estas células NK se llenan de grasa, se ponen flojas, alteran su mecanismo enzimático. Es como si se convirtieran en una pistola sin municiones. Esto implica que, además, las respuestas a tratamientos de quimioterapia e inmunoterapia –que estimula al cuerpo para atacar células cancerosas- puedan fallar”.
Todavía existen más maneras por las que el sobrepeso eleva el riesgo de cáncer, adelanta el Dr. Ríos: “Otra cosa impresionante es que cuando las células viscerales están obesas, tienen la capacidad de producir una serie de sustancias que generan una respuesta inflamatoria del organismo. Y los procesos inflamatorios predisponen al organismo a desarrollar cáncer. Por otro lado, la grasa tiene la