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¿Cuándo un dolor de cabeza puede ser síntoma de un tumor cerebral?
Cambios de conducta, convulsiones y disfunciones del lenguaje también son posibles señales de esta compleja enfermedad, que FALP trata con un equipo multidisciplinario y tecnología de punta.
Las variaciones bruscas o extremas en el estado de ánimo no siempre son reflejo de un problema psicológico o psiquiátrico. Estas fluctuaciones también forman parte de las señales que podrían alertar de la posible presencia de tumores cerebrales o encefálicos.
“Un cambio de conducta o de ánimo importante debiera ser evaluado también por un neurólogo en muchos casos”, advierte el Dr. Alejandro Cubillos, jefe del Equipo de Neurocirugía del Instituto Oncológico FALP, sobre uno de los síntomas quizás menos conocidos de esta enfermedad.
El más común, y más familiar para la población, es el dolor de cabeza, si bien se expresa aproximadamente en la mitad de los casos, precisa el especialista. Cuando surge esta molestia, hay ciertas características que deberían considerarse sospechosas: “Se trata de un dolor nuevo, que surge en una persona que antes no lo tenía, que aumenta paulatinamente en intensidad, se manifiesta especialmente en las mañanas y disminuye durante la tarde, y se asocia a náuseas o al hecho de hacer fuerza”.
Los tumores de la cavidad craneal se dividen en primarios y secundarios o metastásicos. Mientras estos últimos son resultado de la diseminación de cánceres de diverso tipo (pulmón, mama, riñón, melanoma y colorrectal, entre los principales), los primarios se originan en los tejidos del encéfalo o de las meninges, y pueden ser malignos o benignos.
“Los malignos crecen muy rápidamente, son invasivos y tienen peor pronóstico. Los más habituales son los gliomas, dentro los cuales el más frecuente y de mayor malignidad es el glioblastoma, y luego vienen los tumores embrionarios, de los cuales destaca el meduloblastoma”, explica el Dr. Cubillos.
Aunque evolucionan más lentamente y son menos invasivos, los tumores benignos que se desarrollan en esta zona del cuerpo —los más comunes son los meningiomas, adenomas de hipófisis y schwannomas— pueden producir graves daños en las funciones neurológicas y llegar a poner en riesgo la vida del paciente, precisa el especialista, por lo que deben ser igualmente tratados en la mayoría de los casos.
Si bien no se conocen las causas exactas de esta patología, sí se han identificado factores de riesgo relacionados con su aparición, entre ellos la exposición a radiación ionizante y a pesticidas, los antecedentes familiares de la enfermedad y la edad: “La incidencia de tumores como el glioblastoma aumenta de manera sostenida a partir de los 48 o 50 años y alcanza el peak a los 75 u 80 años. Los meningiomas, que son los tumores primarios más frecuentes, son en general
benignos, pero algunos también pueden malignizarse. Aparecen en adultos y su incidencia va aumentando con la edad, siendo más frecuentes en personas mayores de 70 años”.
Mayo es el mes en que se busca crear conciencia sobre estas patologías. Anualmente, en Chile se hospitalizan alrededor de mil pacientes con tumores cerebrales malignos y 1.400 benignos, y mueren cerca de 400 personas por
tumores cerebrales malignos, cifra que ha mostrado una tendencia al alza, comenta el Dr. Cubillos. Las herramientas fundamentales de diagnóstico son el scanner y la resonancia magnética. En materia de tratamientos, FALP aborda esta enfermedad a través de un equipo multidisciplinario de profesionales y con una infraestructura que cumple con estándares internacionales. “Cada caso se discute exhaustivamente en el comité
neuro-oncológico, donde proponemos la mejor estrategia para el paciente”, dice, y agrega que los avances que han experimentado los tratamientos han mejorado en las décadas recientes las expectativas de sobrevida.
A menos que su ubicación sea inaccesible o exista un riesgo de secuelas, los tumores cerebrales primarios, tanto benignos como malignos, en general se extirpan
Dr. Alejandro Cubillos, jefe del Equipo de Neurocirugía de FALP.
quirúrgicamente y a la operación pueden seguir tratamientos de quimioterapia y radioterapia, especialmente en aquellos malignos o con potencial de malignidad. Cuando se trata de metástasis, los métodos incluyen cirugía, radioterapia y radiocirugía, dependiendo de la cantidad de tumores, sus dimensiones, efectos sobre la anatomía y función cerebral, y estado general de salud de la persona.
RADIOCIRUGÍA ROBÓTICA
En el campo de la radioterapia, FALP es el único centro de salud en Chile que cuenta con CyberKnife ML6, un brazo robótico que permite tratar tumores primarios y metastásicos de manera más segura, exacta y eficaz. “Es una de las mejores técnicas disponibles hoy en esta disciplina”, describe la Dra. Loreto Yáñez, oncóloga radioterapeuta del Centro de Radioterapia Avanzada y Radiocirugía Robótica FALP.
Este equipo —cuyos
Dra. Loreto Yáñez, oncóloga radioterapeuta de FALP.
beneficios se extienden también a pacientes del sistema público que atiende FALP por medio de convenios o planes de beneficencia— se utiliza para eliminar tumores benignos o malignos bien delimitados que no sean operables o que tienden a reincidir —como el glioblastoma—, y metástasis acotadas, explica la especialista.
“Una de las ventajas que ofrece a los pacientes es que es menos invasivo, porque no necesita marco estereotáctico (estructura de tornillos que se enganchan al cráneo). Se usa, en cambio, una máscara termoplástica. De ese modo, podemos hacer el tratamiento en varios días. CyberKnife tiene un sistema de visión radioscópica y de chequeo de posicionamiento en tiempo real. Es decir, no entrega la radiación a menos que el paciente esté en la posición adecuada, que es aquella en la que se ha calculado la dosis. La eficiencia es altísima y el riesgo de complicaciones es mínimo”, concluye.