Los niños y el cuidado de la piel
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El melanoma es el cáncer de piel más agresivo y mortal. Sin embargo, si es detectado en etapas iniciales y por tanto no existe compromiso de otros órganos (metástasis) es una enfermedad de buen pronóstico, con mejoría de alrededor de un 85% de los pacientes con una extirpación quirúrgica.
Hace tres décadas, tomar sol en la playa o en un solárium sin protección era poco cuestionado y permitía lucir un tono “saludable”. Pero el bronceado es la respuesta del organismo humano para defenderse de la agresión que implica la radiación ultravioleta (UV). “Al recibir la radiación, se producen mutaciones en las células de la piel, las cuales puede conducir al cáncer, incluyendo al más letal, que es el melanoma. En Chile, anualmente fallecen cerca de 120 personas por esta enfermedad”, explica el Dr. Leoncio Muñoz, dermato oncólogo del Instituto Oncológico FALP.
No obstante, se trata de un cáncer que también se presenta en personas que no han estado expuestas más de lo común al sol, y también puede desarrollarse en zonas de la piel no expuestas a los rayos UV o en las mucosas (ojos, boca, órganos internos). La mayoría de los melanomas se asocia a lesiones pigmentadas que cambian de forma o color.
Cuando hay antecedentes de cáncer en la familia o personales, el autoexamen se debe realizar en forma sistemática. También cuando se tienen más de cien lunares en todo el cuerpo.
El Dr. Muñoz recomienda hacer el autoexamen de la piel en una habitación donde haya mucha luz y frente a un espejo de cuerpo entero. Se puede usar un espejo de mano para ver las áreas difíciles, como la parte trasera de los muslos y la espalda. No hay que olvidar revisar las plantas de los pies y las palmas de las manos. En el caso de personas mayores es importante prestarles ayuda cuando se trate de áreas difíciles de ver, tales como la espalda o el cuero cabelludo. La primera vez que se examina la piel es importante dedicarle tiempo para ver cuidadosamente toda la superficie, de manera de determinar la localización y forma de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas en la piel para poder detectar cualquier cambio durante el próximo autoexamen.
Los métodos ABCDE y del “patito feo” son los recomendados para que cualquier persona pueda identificar lesiones sospechosas. El primero consiste en prestar atención a signos como la desigualdad en su forma (asimetría), borde, color, diámetro y evolución de un lunar, mientras que el segundo es el método para identificar formaciones atípicas, el cual se basa en que el melanoma tiene una apariencia distinta, orges decir, es el “patito feo” del resto de lesiones pigmentadas (lunares) que tiene una persona. Si un lunar es diferente por tamaño, color o sangramiento, tiene que ser revisado por un especialista.
“Un melanoma que se detecta ‘in situ’, es decir, cuando no ha traspasado de la epidermis a la dermis, tiene mejor pronóstico. No hay que esperar a que un lunar se desarrolle internamente y comprometa órganos y sistemas para acudir a un especialista”.
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