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La Medicina Integrativa al beneficio de las personas con cáncer
Las terapias complementarias se unen a la medicina convencional para tratar los pacientes en todas sus dimensiones y brindarles un mejor manejo de su proceso.
Cuando a una persona se le diagnostica cáncer no sólo se le está informando que tiene una enfermedad. En ese momento, se produce un cambio en su realidad y la de su familia: surgen temores por el curso de su patología, debe seguir un tratamiento que puede provocar molestias y dolores, quizás no le sea posible continuar realizando sus actividades habituales o tal vez se angustie por problemas económicos.
“Cuando una persona tiene cáncer, se enferma de manera completa”, dice el Dr. Yuri Moscoso, jefe de la Unidad de Medicina Integrativa (UMI) de FALP. “Por eso es necesario un abordaje Integral del paciente oncológico, dándole importancia en su dimensión humana”, agrega.
Así, la Medicina Integrativa es un enfoque del cuidado de la salud que usa conjuntamente terapias complementarias y la medicina convencional de manera coordinada y articulada, logrando con esto optimizar los resultados del proceso terapéutico. Algunos de sus objetivos son acompañar al paciente, darle soporte emocional y controlar los síntomas asociados a su enfermedad.
En el mundo, esta visión de proporcionar cuidado y apoyo, además de tratamiento, ha sido abrazada por prestigiosos centros de atención oncológica, como el MD Anderson y el Memorial Sloan Kettering en Estados Unidos. “En Chile, FALP ha sido pionera en dar a la Medicina Integrativa una estructura sólida, con un organigrama y recursos determinados. Actualmente, la UMI cuenta con 19 profesionales, 3 técnicos y 12 voluntarios. Con la organización adquirida, nos estamos consolidando como un centro de práctica profesional para alumnos de la carrera de Psicología. Y alumnos de la subespecialidad de cuidados paliativos vienen a conocer cómo funciona esta Unidad porque, por su estructura y organización, es la más implementada”, comenta el Dr. Moscoso.
Los límites
Dr. Yuri Moscoso, jefe de la Unidad de Medicina Integrativa (UMI) de FALP.
Las terapias complementarias y el apoyo de profesionales en salud mental y de cuidados paliativos son algunas de las herramientas empleadas por la Medicina Integrativa para lograr el tratamiento integral del paciente. En cuanto a las primeras, hay reglas para que sean consideradas en este esquema.
“Los límites que marcan la utilización de una terapia complementaria son la evidencia científica de sus beneficios, la demostración de que no es dañina y que se use junto a las terapias convencionales. Ese es el requisito. Si comienza a usarse sola, deja de ser complementaria y ya no estamos hablando de Medicina Integrativa”, aclara el Dr. Yuri Moscoso.
En FALP, se ofrecen arteterapia, musicoterapia, yoga, reiki, Pilates, terapia de flor estilo Okada y terapia depurativa estilo Okada, estas últimas cuatro desarrolladas por un equipo de voluntarios especialistas. “Las prácticas de estilo Okada no tienen el mismo grado de evidencia que las otras, pero son inocuas y, en más de 7.000 atenciones desde hace 9 años, se han ido consolidando por sí solas.
Los estudios cualitativos dan cuenta de que los pacientes sienten un beneficio y hay una transformación psicológica hacia la sanación, entendida como un proceso de recuperación y cambio positivo, independiente de si se cura o no la enfermedad. Entonces la validamos localmente”, afirma el Dr. Moscoso.
¿Cómo pueden acceder los pacientes a estas terapias? “Tenemos un sistema que funciona en base a interconsulta, con derivación organizada de pacientes por parte de médicos y otros especialistas del Instituto Oncológico, y hay quienes ingresan directamente porque vienen a preguntar. En la UMI se les evalúa al inicio y al final del proceso con instrumentos validados, diseñados y probados”, comenta el Dr. Moscoso.
Durante el próximo año, adelanta el Dr. Moscoso, se contempla sumar acupuntura y meditación al cuerpo de terapias complementarias ya disponibles. “Los pacientes deberían aprovechar las herramientas que ofrece la UMI porque, si se sienten bien, van a tener una mejor vivencia de su tratamiento. Si se encuentran tristes o angustiados, cualquier molestia se exacerba. Pero si están tranquilos, más presentes consigo mismos, más reflexivos, preocupados de dormir bien, alimentarse sanamente y hacer una actividad física acorde a sus capacidades, los tratamientos que reciban tendrán menos efectos colaterales y mejores resultados. Y en los pacientes paliativos las terapias complementarias también pueden ayudar a calmar la angustia, disminuir la ansiedad y comprender su proceso. Un paciente que está relajado tiene mejor control de sus síntomas en general”, finaliza.
Musicoterapia, la más nueva en FALP
Desde noviembre, la Unidad de Medicina Integrativa incorporó a sus terapias complementarias la musicoterapia, reconocida por la Organización Mundial de la Salud como un tratamiento que aporta al binomio salud-enfermedad. Según la Federación Mundial de esta disciplina, se refiere al uso de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía o armonía) para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje y la expresión, con el fin de satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas, mejorando la calidad de vida.
Guiado por la violinista y musicoterapeuta Cecilia Carrere, y utilizando instrumentos como tambores y campanas tibetanas, cada paciente se sumerge en una experiencia terapéutica personal o colectiva, generando un nuevo canal de expresión, aumentando su bienestar y reduciendo procesos propios asociados a su enfermedad, como el estrés, la ansiedad y el dolor.
Además del taller para pacientes, la UMI organizó durante diciembre una serie de presentaciones en el Hall Central del Instituto Oncológico FALP –por ejemplo, con el Quinteto de Vientos de la USACH (en la foto)– para extender la experiencia de la musicoterapia a todo el público que ahí se encuentra.